viernes, 27 de junio de 2014

LA ESCALERILLA DE LA FACULTAD - Historias de Carnaval

En el año 1980, se produjo un hecho insólito en el Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz en el Gran Teatro Falla, que quedó para la historia. 


En señal de protesta por no haber alcanzado la Final, tres grandes agrupaciones cantaron esa noche en la escalerilla de la Facultad de Medicina, situada en la Plaza de Fragela, y pegadita al Teatro Falla, mientras que dentro transcurría una gran final con percances. Hasta tres llamadas anunciando la colocación de bombas se recibieron en la comisaría. 

Con pancartas alusivas a los "cajonazos" sufridos en las que se podían leer mensajes como 'Cuba, primer premio' y 'El jurado dice no, el pueblo dice sí', las comparsas “Los Luceros del Alba”, de Luis Galán y dirigidos por Antonio Trujillo “Catalán Grande”, “Caleta” de Antonio Martín dirigida por Pedro Trujillo “Catalán Chico” y “Cuba”, de José Luis Arniz, de el Puerto de Santa María, manifestaron su disconformidad con el veredicto en una actuación memorable.

Los premios en la modalidad de COMPARSAS de ese año fueron: 

COMPARSAS LOCALES
1º - “Payos y Gitanos”, de Pedro Romero con dirección de Jesús Monzón.
2º - Los Cholos del Altiplano, de Antonio Bustos con dirección de Manuel Moreno Pavón, “El Moreno”
3º - Los Guanches, de Joaquín Quiñones y Aurelio Real. Aunque concursaron como locales, la mayoría del grupo era de San Fernando.
COMPARSAS PROVINCIALES
1º - “Los Simios”, de El Puerto de Sta. María - "Los Majaras"
2º - “Embrujo”, de Barbate
3º - “Los Tiroleses”, de Jose Luis Bustelo, Chiclana de la Frontera.
Mi amigo Luis Galan, autor de la comparsa "Los Luceros del Alba", escribió sus vivencias sobre aquellos momentos. Este es el relato de su puño y letra y le agradezco enormemente que lo haya compartido conmigo... Eres grande, amigo Luis.


Luis Galan (centro) con McGregor y el Cata (Luceros del Alba)

FEBRERO 1980 
ALGO SE CUECE...

Bueno, a ver como cuento la vivencia que tuve ese año tan especial y que luego el tiempo me ha hecho sentirme privilegiado al poderlo haber vivido en primera persona. A veces, cuando cuento algo, pillo complejo de Forrest Gump, porque parece que estuve en todos los grandes acontecimientos, pero… suerte de estar en el lugar idóneo en el momento justo. Vamos al lío y espero no aburriros con esta batallita.


Las raíces de esta historia se remontan al año 1978, cuando en el Puerto ensayan las comparsas "Raza Mora" y "Los Arrabaleros". El grupo de "Los Arrabaleros", capitaneado por El Charly, consigue que Antonio Martín, tras su ruptura con el grupo "Los Mandingos" o más bien con Catalán , recale en el Puerto para hacer el repertorio de "Los Arrabaleros". En el Puerto, muchos aficionados, yo entre ellos, apostábamos más por "Los Arrabaleros" que por "Raza Mora", quizás porque en los ensayos de "Raza Mora" jamás se oía todo completo, y no terminábamos de ver la comparsa, y sin embargo "Los Arrabaleros" convertían cada viernes en una especie de ensayo general. 

En mi caso, tuve la suerte de que era mi primer año como autor con "Lunarito Flamenco" (3º Premio Infantil 1978), cuyo director y autor de música era Pedrito García, y a la vez, punteao de "Raza Mora", y asistía con asiduidad al ensayo junto con mi mentor. En "Los Arrabaleros" también estuve muchas veces, porque ver ensayar a Antonio Martín era un sueño, y allí nos hacían cantar a los chavales nuestro repertorio y el maestro conversaba conmigo, me animaba y me trataba como “Luisito”. Mi corazón estaba dividido y nunca sabré cual me gustaba más.


1979 - Lunarito Flamenco. (De pie, 3º por la derecha, Luis Galán)
En el concurso del Gran Teatro Falla, ocurrió lo que tenía que ocurrir: "Raza Mora" barrió. No solamente le ganó a "Los Arrabaleros" sino que se convirtió en el pelotazo de ese año y de unos de los más grandes de la historia. El pasodoble "Un 4 de diciembre", que se pudo repetir en todas las actuaciones, las voces de Manolito, Pelahigo, Pedro, Pacoli, etc, culminaron el éxito de la comparsa. "Los Arrabaleros" quedaron tocados… y hundidos.

Al año siguiente, el 1979, la comparsa de Los Majaras "Cantares" seguía imbatible en El Puerto de Santa María, a pesar de que el primer premio fuese a parar al maestro Enrique Villegas y a Chiclana de la Frontera con sus "Hombres del Campo". Ese año en El Puerto se fraguaron las comparsas “Cuentos y Leyendas”, formada por algunos componentes de "Los Arrabaleros" y con la música de Catano, (guitarra de "Los Hindúes", músico de "Los Rederos", etc.) y la letra de Luis Ripoll, que rompió su relación con Antonio Trujillo Catalán Grande, tras una gran exito con la comparsa "Los Golfos" (2º Premio Comparsas Locales). 

Por otra parte, el director de "Los Arrabaleros", contó con un servidor para escribir la comparsa “Persecución”, que no llegué a terminar por discrepancias. Resultaba curioso que Luis Ripoll escribiera en El Puerto y yo en Cádiz, a su antiguo director, con "Húngaros Gitanos". En fin, que la comparsa de Los Majaras, en Cádiz, era “La Comparsa del Puerto” y las demás, “las otras”. Aquello no sentaba nada bien en los mentideros carnavalescos portuenses, y el “enemigo a batir" era sin duda la comparsa de "Los Majaras".

Durante el verano de 1979 se forma una antología con una gran parte del grupo de "Los Arrabaleros" y bajo la batuta de nada menos que José Luis Arníz. El grupo se perfila como lo que luego fue "Cuba", un grupazo. Comienza a ensayar la antología de José Luis Arniz, a la vez que se funda la primera peña carnavalesca del Puerto, la "Peña José Luis Arníz", en la calle Arenas, en el Barrio Alto, muy cerca de "Los Majaras". 

Aquí empieza la “guerra”, en el buen sentido de la palabra, ya que algunos aficionados de toda la vida de "Los Majaras", se convierten en socios de la peña por su cariño y admiración a Jose Luis Arniz. La antología ensayaba en el bodegón de Merello, en la calle Pagador, y tuvo muchas actuaciones, y es una verdadera lástima que no se grabara, ya que el popurrí totalmente nuevo y original era una joya, y las letras de los pasodobles adaptadas a los nuevos tiempos.

Las agrupaciones empiezan los ensayos para el Carnaval 1980 y la afición de El Puerto se divide en dos comparsas: por un lado "Cuba" de José Luis Arniz, y por otro lado "Los Simios", de Diego Caraballo con "Los Majaras". En los ensayos de "Cuba", en el antiguo reñidero de la calle Santa Clara, entran muchos aficionados, alentados por la agrupación para ganar adeptos y simpatizantes... mientras, "Los Simios" trabajan más en secreto y con pocos aficionados y escogidos en sus ensayos. 


1980 - Comparsa Los Simios (1º Premio Provincial)
Estaban fraguando algo muy grande y casi nadie se percataba; es más, los más forofos de "Cuba", sonreían al oír el nombre de "Los Simios", pensando que sería algo grotesco. Yo recuerdo a Pedro de "Los Majaras", comentarme una tarde:

-Luis, la gente se ríe,... y eso mismo le pasó a "Los Cuasimodos", que la gente se reía porque iban desfigurados y grotescos, pero cuando vean esto en escena, se mueren, te lo digo yo... 

ENTRE CADIZ Y EL PUERTO

Y acertó. Ese año mi relación con Pedro fue muy intensa, ya que aparte de "Luceros del Alba", comparsa de Cádiz dirigida por Antonio Trujillo "Catalán" y que se preparaba a su vez para ese Carnaval de 1980, también escribía mi comparsa juvenil que se llamaba “Niños de Ecija”, inspirada en los siete bandoleros de Ecija, un nombre que me sugirió Pedro y que a mi me gustó. Comentaba con Pedro cositas de la comparsa como el vestuario, el enfoque,... Para Pedro era muy entrañable saber que una comparsa mía llevaba el mismo tipo de la que fue su primera comparsa, en 1962, "Fantasía de Bandoleros".


Llegó la fecha del Concurso y el destino quiso que "Cuba" le tocase actuar un sábado por la noche y a "Los Simios" el siguiente día, por la tarde. En dos días, sabríamos el juicio del pueblo.

El día de la actuación de "Cuba", el patio de butacas era una fiesta. El ritmo, la novedad de tantísimos instrumentos de percusión, el sonido peculiar… maravilló al público. Dieron un pelotazo en toda regla. A la mañana siguiente, en un bar que estaba justo frente a Los Majaras, un bar sin nombre, haciendo esquina entre las calles Cruces y Ganado, estaban varios componentes y seguidores de "Cuba"  celebrando orgullosos de la actuación de la noche anterior, mientras que en Los Majaras reinaba la calma y a la espera de la función de tarde para actuar.

1980 - Comparsa Cuba. En el centro, con bigote, su autor José Luis Arniz 

Esa tarde me fui para el Teatro Falla con el padre de un componente de mi agrupación que tenía dos entradas y su mujer no quiso ir en el último momento. Me llamó y me fui con él, dispuesto a ver la actuación de "Los Simios". Cuando salieron a escena, con las luces apagadas y el cañón de luz alumbrando sus caras que apenan se veían porque estaban en corro, como se hacía antiguamente, aquello se venía abajo. Y ya, cuando soltaron el primer OHHHHH, SIMIOSSSS aquello fue el no va más. Impresionante, la presentación acabó con todo el teatro en pié, los pasodobles con oles cerrados, el popurrí magistral… todo. Yo no tuve duda desde aquel momento que mis amigos de "Cuba" habían perdido la batalla. El intento por desbancar a Los Majaras estaba muy difícil, por no decir imposible.

EL DESENCANTO

El mismo día que "Cuba" tenía que hacer su segunda actuación, salió publicado en el "Diario de Cádiz" una entrevista con el presidente del Jurado del COAC, quien afirmò que algunas agrupaciones, dada su multiinstrumentalidad, eran más propias para actuaciones en salas de fiestas que en el Teatro Falla. Aquellas palabras cayeron como un jarro de agua fría en el seno de la agrupación "Cuba". Los comentarios entre los componentes y seguidores eran de desesperación, y… había que hacer algo, y se hizo.

Esa tarde, cantaba "Cuba", y por orden de actuación eran los primeros. Yo estaba en casa de Antonio Trujillo "Catalán Grande", que trabajando, le dije a su mujer Maribel que iba al Falla a ver a mis paisanos y me fui para allá con un bocadillo de tortilla, y me acuerdo perfectamente que estaba mortal. 

Los de "Cuba" llegaron al Falla y solicitaron una entrevista con el presidente del jurado, a lo que este se negó amparándose en el reglamento, que prohibía con una nueva norma la comunicación entre el jurado y componentes de agrupaciones, quizás por la movida del año anterior entre las comparsas "Angeles y Demonios" y "Navegantes Gaditanos".

Ante la negativa del presidente, la comparsa Cuba se negó a actuar hasta que no hablasen con el presidente. En esa movida, la función comenzaba, y "Cuba" no iba a escena, a lo que Pepe Benitez (locutor de radio), con todo el cariño del mundo y con ánimos de mediar, dijo a sala que uno de los coches había sufrido una avería y que no estaban todos los componentes. Así pasaron varias agrupaciones, hasta que llegó un comunicado del jurado en una cuartilla, decía así: “En el día de hoy, la comparsa "Cuba", queda descalificada por no presentarse en su horario previsto de actuación”. Fdo; Montes de Oca.

Se lió en camerinos la marimorena. El tipo de la comparsa no llevaba bolsillos, por lo que Paco Soto me dijo que guardara la nota, y es más, la tuve guardada hasta que la perdí en una de mis mudanzas o tal vez la tenga en El Puerto, con mis recuerdos. En ese momento, era el descanso de la función, y entonces el jurado si accedió a hablar con los responsables de "Cuba". En una de las antiguas salitas que había en el Falla antes de la reforma, fuimos José Luis Arníz, Vicente Chaparro, Paco Soto y un servidor. Paco Soto se encaró de forma brusca, diciéndole que no tenían ni idea de Carnaval, que no sabía ni como se llamaban los instrumentos que portaban, y que en realidad le molestaba era el pañuelo rojo y el acento cubano. Con el pañuelo rojo en la mano, le dijo una y otra vez a dos miembros del jurado: - Esto es lo que a ti te molesta, esto. 

El jurado insistió que la descalificación era por no haber cantado en su lugar previsto incluso habiendo dado un margen. En fín, salimos de allí, Paco Soto llorando, Jose Luis Arniz mudo total, y al llegar a camerinos, Vicente Chaparro dijo que efectivamente, los habían descalificado. 

Los camerinos eran un infierno, y por allí estaba Manolo Aragón, del desaparecido "Cádiz Gráfico", que había hecho la mili con Lolo Palma, un componente de "Cuba". Insistió a que tendrían que ir al notario, y fui yo quien lo acompañé a la calle Ancha, a entregar la nota del jurado al notario, con la intención de que levantara acta en el Teatro de que la agrupación estaba allí, pero una vez expuestos los acontecimientos, el propio notario dijo que no había nada que hacer. Que el concurso se basa en unas reglas, y la comparsa la había incumplido. 

Volvimos al teatro, y al entrar por la puerta de camerinos, se oía cantar a "Cuba". Estaban ensayando entre vítores, oles, y jaleo de todo el mundo, porque estaban dispuestos a cantar ya fuera de concurso. Entre tanto, el gallinero reclamaba entre agrupación y agrupación a la comparsa "Cuba": querían verla actuar, y una vez que Pepe Benitez consultó con alguien de la organización, la comparsa cantó en último lugar sabiendo que estaba descalificada. Jamás olvidaré mi sensación entre bambalinas, al ver las caras de los componentes cantando el final de popurrí con lágrimas en los ojos y despidiéndose del público. Una vez acabada la actuación, yo me fui con ellos para El Puerto, llamé desde una cabina a Maribel y Antonio y me dejaron en casa de mis padres.

Aquella noche de la descalificación de "Cuba", viví momentos únicos, irrepetibles, palpé el amargor del fracaso, la arrogancia del fracaso provocado, la rebeldía del fracaso inevitable, en definitiva, vi la cara amarga del fracaso en amigos míos y me preparé para cuando me tocase vivir en mi persona esa situación. Intuía que mis “Luceros del Alba” se podían quedar fuera de la final, y quizás por eso, entendí como nadie los sentimientos de aquellos componentes.
1980 - Los Luceros del Alba
Al día siguiente, "Los Simios" actuaron, esta vez en función de noche, y si grande fue el pelotazo del primer día, más grande fue el de esa noche. Las cartas estaban sobre la mesa. Cuando dijeron los que pasaban a la final en ese año 1980, no estaba "Cuba", por supuesto, pero tampoco "Caleta" de Antonio Martín ni tampoco mis "Luceros del Alba". Lo oí en mi casa, por la radio, y me quedé dormido recordando la noche de la descalificación de "Cuba" y el sabor amargo que observé en los rostros de sus componentes. Así estarían los míos, pensé. Sin embargo, me quedaba una alegría: mi comparsa "Niños de Écija" sí que estaban clasificados y con muchas opciones de ganar primer premio.

A LA FACULTAD

El mismo día de la final, por la mañana, estábamos en la "Peña José Luis Arniz" algunos amigos componentes de "Cuba" y yo. Fuimos a Cádiz a recoger las cintas con las grabaciones a casa de Agustín Acedo, productor de "Cuba" y "Caleta". Fuimos en el coche con Paco Soto, con José Luis Arniz, Pepe Noriega, y un servidor. Una vez en Cádiz, y antes de recoger las cintas, decidimos tomarnos algo en el bar "Merodio", en la Plaza de Abastos, y yo fui a ver a mi amigo Faly, compadre de Antonio Martín y frutero con "to" el arte del mundo, que me quería con locura y por supuesto yo a él. Dejó a alguien en la frutería y se vino con nosotros al "Merodio". 


1980 - Comparsa Caleta de Antonio Martín
Faly estaba muy indignado con la decisión del jurado de dejar a "Caleta" fuera de la final, e insinuó que tanto "Cuba", como "Caleta" y "Luceros del Alba", deberían cantar en la puerta del Teatro Falla esa misma noche como señal de protesta. En eso, entra en el bar Pedro Trujillo “Catalán Chico”, y yo pensé: - ¡¡ Madre de Dios!! . 

Entró como loco, desatado, ya podéis imaginar: insultos al jurado, gestos agresivos, etc,... Se viene hacia mí y me dice: 

- Luisito, vamos a buscar a mi hermano (Antonio Trujillo, director de "Luceros del Alba") ahora mismo. Cuando venga del trabajo a las tres vamos a su casa, que esta noche la vamos a liar.

La conversación tomaba derroteros distintos, se barajaba la casualidad de que las dos agrupaciones grandes que no estaban sujetas a Izquierdo Producciones (productor discografico de la epoca muy conocido), se habían quedado fuera, y también se habló por supuesto, de la influencia de cierta peña que estaba por el Campo del Sur, peña a la que “Caleta” se había negado a ir a hacer un ensayo general y uno de sus directivos estaba de jurado. 

En estas, entran en el bar el Masa y El Peña, y se quieren sumar a la movida de la noche. Catalán Chico les dice que no, que su cuarteto “Los Cuatro Reyes de la Baraja” no valía ná y que no tenían porqué protestar. Yo me quedé blanco, pero El Peña, con to el arte del mundo le contesta: 

- Bueno, Pedro, picha, si de tos formas lo de esta noche es sin cobrar, lo mismo da, nosotros no vamos, jajajajajaja.

Eran las tres de la tarde y la movida ya estaba casi fraguada, faltaba el beneplácito de Catalán Grande, reacio siempre a formar guirigáis y con el señorío por bandera. Fuimos andando hasta la casa de mi maestro y estaba aparcando su Seat 127 verde, y del tirón, sin anestesia, lo abordó Pedro diciéndole: 

-Antonio, Antonio, esta noche la vamos a liar, esta gente son de "Cuba" y están dispuestos. Esta noche, en las puertas del Falla, vamos a cantar para el pueblo de Cádiz, y te juro que no entra nadie en el Teatro.

Estuvimos convenciendo a Antonio entre todos, hasta que le hizo prometer a su hermano que no se metería en lios con policías ni nada por el estilo. Cantar y punto. Catalán Chico lo prometió “por papá” y ahí quedo la cosa. La cita sería en la calle La Palma, a la altura del cine Caleta, y de ahí, del tirón para la puerta del Falla. Yo me fui para El Puerto, a las cinco de la tarde tenía que volver con mis “Niños de Ecija” para cantar en la final de juveniles.

Cuando salí de la final con el Primer Premio bajo el brazo, la plaza de Fragela era una fiesta. Cientos de pancartas improvisadas que se hicieron esa misma tarde con cartulinas y palos de fregona, gritos, vítores, y las comparsas "Cuba", "Caleta", y "Luceros del Alba", subiendo una a una en la escalera de la Facultad envueltas en una batalla de coplas. 



La gente con la entrada en la mano no entraba al Teatro, porque allí se estaba celebrando una final paralela de muchos quilates. Lloré de emoción, de alegría por mi primer premio... Alejé a mis niños del lugar porque la cosa se estaba poniendo fea. Los antidisturbios estaban deseando intervenir. Me quedé allí embelesado, sabiendo que aquello formaría parte de la historia. 

Una historia que hoy he querido contar a mis amigos y que si he omitido algo o he errado en algo, pido disculpas, pero así lo viví… y así lo he contado...
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Muchisimas gracias por tus recuerdos, Luis

viernes, 13 de junio de 2014

CHANO LOBATO. MEMORIAS DE CADIZ (El libro imposible).

Llevo un montón de tiempo intentando localizar un libro que me encantaría leer y no lo encuentro en ningún sitio. Está descatalogado y lo he intentado de todas las formas imaginables. El título 'CHANO LOBATO, MEMORIAS DE CÁDIZ' de Juan José Téllez y Juan Manuel Marqués Perales

Fue editado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Cádiz en el año 2003, y es más que una completa biografía del genial cantaor gaditano. Como su título indica es una memoria viva del genio y la gracia, y del Cádiz de su tiempo, el de las fatiguitas, como Chano decía. En el se recogen multitud de anécdotas, no solo de actuaciones y situaciones, sino también de compañeros con los que convivió durante muchos años por los escenarios del mundo: la Perla de Cádiz, Ramón Jarana, Pastora Imperio, Antonio Mairena, Pepín Cabrales, Carmen Amaya, Antonio “El Morcilla”, etc. es decir, todo un mundo de personas y personajes, con sus anécdotas y circunstancias dignas, algunas ellas, de las más curiosas aventuras. Además, se ilustraba con cantidad de fotografias curiosisimas. 

Esta es la sinopsis del libro que aparece en la web del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz
Esta obra es el fruto del trabajo de dos periodistas, Juan José Téllez y Juan Manuel Marques Perales, basado en numerosas entrevistas con el cantaor Chano Lobato durante un período de tres años. Los autores intercalan sus propios comentarios dando lugar a una historia social cronológica de Chano y su época, a la vez que recopilan un amplio muestrario de las narraciones fantasiosas, las historietas surrealistas y las experiencias desternillantes de Chano, basadas en una vida dedicada al flamenco en los cinco continentes.
Con todo, por encima de las memorias de Chano, sale a relucir su gran figura artística como cantaor consagrado de primer nivel que compartió escenarios con los grandes iconos flamencos del siglo XX, como Antonio El Bailarín, Manolo Caracol, Pastora Imperio, Manuela Varga, Camarón, Nano de Jerez, Rancapino o José Mercé, entre otros.
Los periodistas Téllez y Marqués se marcaron un doble objetivo con este libro: dejar escrita la vida de Chano como personaje, además de contar la historia del flamenco del siglo XX desde el punto de vista del último heredero directo de los grandes cantaores de Cádiz. Como afirmaba Téllez, "es un libro para los amantes del flamenco y de Cádiz, pero, sobre todo, de la antropología porque es el testimonio oral de un vividor de una sociedad que ya no existe. Es el testimonio de una época que se fue. Este libro es un intento por rescatar del olvido esa sabiduría popular, esas señas de identidad y de vida de los flamencos de Cádiz"..


Transcribo a continuación el Capítulo I del libro, sacado de la web www.revista@flamenco-world.com
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'CHANO LOBATO, MEMORIAS DE CÁDIZ' - Capítulo 1. "Ese barrio de Santa María..."

El Barrio es el de Santa María: sabor a pescado y a matadero, con casas apuntaladas hasta por el corazón de sus letrinas, empedrado antiguo y vecinos cuyos bisabuelos ya se conocían entre sí, los mismos que ellos, retén de guardia en unas callejuelas que nunca vinieron a menos porque nunca fueron a más. La gracia y la miseria, el yin y el yan de una ciudad de palacios dieciochescos y de minúsculos partiditos, de burgueses opulentos y despiadados asustaviejas.

Tío Chano, en la presentación del libro en la Diputación de Cádiz

"Yo nací en la calle Botica número 27, que hasta su muerte, el pobrecillo de El Morcilla vivió en esas habitaciones. Hace esquina la calle Mirador y en la otra esquina nació El Mellizo. El Morcilla es el que decía que le había puesto esa placa de mármol a su abuelo, que le había costado un dineral. Eso decía El Morcilla, yo no sé, como es tan embustero..."

Demasiadas imágenes en su magín como para que pueda traducirla fácilmente en palabras: "Yo tengo referencias, ese barrio de Santa María...", y pone Chano Lobato, los ojos soñadores, como si su retina evocase sucesos remotos, un paisaje fósil, un sabor añejo que apenas ha variado por sucesos triviales, alguna barra de aluminio en donde estuvo la madera de pino de un bache legendario, el cuplé carnavalesco donde antes reinaron alegrías y soleás de Cádiz, la fachada enlucida de una casa restaurada o, por citar un caso reciente, la mudanza del Piojito desde su mercado hasta las lejanas estribaciones de Puerta Tierra.

"Yo he estado ahora poco en Marruecos y he visto calles así que me recordaban al barrio en aquel tiempo, la gente sentada a la puerta en verano y mucho ambiente flamenco. Sobre todo, la tienda del Mataero, en la que paraban todos los flamencos. Cada vez que había reuniones buenas allí se concentraban, Rosa, la madre de La Perla, todos los flamencos del barrio y de Cádiz. Espeleta, Ignacio, paraba allí, se sentaba en unos sillones grandes de anea, en la puerta del Matadero. De Ignacio y de mucho. Había un hombre que me llamaba la atención de chico, que fue matador de toros, Agualimpia, que era un pincel, arreglado y todo.

Muchos flamencos, Varita, el puntillero de la plaza de toros, y luego fue Charol. Su mujer, Mercedes. En fin, Casa Constantino, Casa Andrés en la calle Mirador, La Constancia. Por quítate y no te menees se formaba una fiesta. ¡Y esos bautizos que duraban tres días, pero sin guasa, cada vez a más...! Ya en el bautizo, terminábamos por la mañana, vámonos an ca María La Morcillera, que vivía por El Falla, familia de Santiago Donday y su hijo Agustinito, que bailaba muy bien; su hijo Curro, que era de la edad mía y ha muerto".


Barrio del Pópulo
(Foto: Andalucía.org)
Era un panteón familiar y obrero, que se las ventilaba en lo que podía, un santuario personal del arte, con figuras entrañables y prodigiosas como aquella Rosa La Papera a la que cita, pero que no terminaba en el Barrio, propiamente dicho, sino que se extendía al Pópulo, al Mentidero, y sobre todo, a La Viña y La Caleta, que son las antípodas de Santa María, el territorio que completa la geografía humana del niño que fue Chano Lobato. Era un mundo sin otra raza que la del ingenio, sin mayor presupuesto que el de la escasez, sin otro idioma que el del compás.

"Yo me he criado con Jineto, el tío de Juanito Villar, con su madre, con Pilar, La Jineta, Pablo, Curro, Gertrudis, todos los gitanos del barrio. Después, para más, estaba La Posá que era de Clarita Baena, Chano, que era primo hermano de ella. La posá tenía arriba un corredor y abajo estaban los corrales, las cosas. Los flamencos que venían eran canasteros, llegaban a veces a ver a sus familiares presos y como la cárcel estaba enfrente, se quedaban allí... En Cádiz, estaba la posá del Mesón, en el barrio del Mesón, pero la del barrio era esa que estaba enfrente. Venían con los hatos. En la cárcel, siempre había un familiar o algo y las criaturas querían verlos pero tampoco tenían mucho que gastar. De chiquillo, me iba con ellos y pedía rancho en el cuartel de San Roque. Vivíamos mezclados... Ya se acostumbraban a la vida nuestra. Había uno que le decían El Gordo, descalzo, jugaba a la pelota con nosotros y aprendió que quitaba el sentío. En Cádiz, no ha existido eso de las diferencias entre payos y gitanos. Yo, desde chico, la noción que he tenido no era esa. Con los hijos de allí, nos llevábamos como hermanos, una familia. Eran los canasteros, venían y se acostumbraban a la vida nuestra. Cuando fui a Barcelona por primera vez, vi esa cosa del racismo, de las diferencias y me daba pena. Fue al entrar en un cine, iba yo con dos o tres flamenquitos y, entonces, me dio mucha cosa. Les llamaron la atención, y eso ya hace muchísimos años. A mi, esas cosas no me gustan. Por unos y por otros. Los flamencos del barrio, todo el mundo para el colegio desde chiquitito. Se enamoraban, se hacían novios, se casaban y ya están. Dar una vuelta, ese compás y meter mano... Ese es flamenco, pues no lo era. Esa cosa, de niño, la hemos vividos todos".

Su imaginario de Cádiz era una isla, donde no cabían las diferencias de ningún tipo, más que las que mediaran entre la fortuna de los enriquecidos y el instinto de supervivencia del resto de sus pobladores: "La gente vivía del Muelle, el matadero estaba enfrente, los flamencos en Cádiz siempre se han buscado la vida. Lo de gitanos y payos, yo no lo he conocido. Eso que te he contado antes, todo el mundo para el colegio, de jóvenes que se miraban de chiquillos y luego se casaban. Lo mismo daba que ella fuera flamenco y él no. O que ella lo fuera y él, no. Había una mezcla muy grande, en ese sentido. Y para meterse a cantar o a bailar no era menestare nada más. Hablar del caló, o no, nunca lo he oído. La gachocita, el gachó, el tomatuno, la cebolluna, nada más. En Cádiz, no se ha escuchado esa palabra de payo. Sino primo, ¿tú eres flamenco, tú vendes cal? Hasta ahí llegan. Ni decir payo con guasa, ni decir gitano con guasa. Allí la palabra gitano, en Cádiz, ha sido como un halago. Qué cara más gitana. Qué flamenco vienes. Has sido como un galardón. Cuando ya he ido para arriba, he visto ya esa tirantez, esa cosa".

Así se recuerda Chano Lobato, en la fotografía ocre de los años 30: "Yo era un niño como todos los niños, malo, travieso, normal. Me agarraba a una juerga por cualquier motivo. En la tienda del matadero paraban todos los gitanos del barrio, toda la gente trabajadora del Muelle y había siempre motivos de juerga. Había una ventanita por la que me pasaba las horas muertas escuchando cantar. Y, luego, un bautizo, quítate y no te menees, esas fiestas que lo mismo eran en La Viña que en Santa María, aquello ya sabes como es, chiquitito".

"Lo que cuento es verdad, unos cosquis que me daba Ignacio Espeleta para averiguar qué había comido. Y yo le decía que si, pero para que me diera una gorda, aunque no fuera verdad que había comido lo que él decía. El le ponía falta a todo el mundo. Me acuerdo perfectamente de él, porque vivía en el Campo del Sur, al lado de una casa que era de Chano Baena, su hermana Clarita. Entonces, allí venían muchos gitanos canasteros, porque la cárcel estaba enfrente y venían muchos con los hatos. Allí metían sus bestias. Me acuerdo de ese hombre; Almejita, su hijo se llamaba como su padre. Ese chiquillo estaba en el colegio del Campo, el de La Salle, los hermanos esos que tienen el baberito, que allí estuve yo pero me echaron porque hacía muchas rabonas y me fui al colegio del Campo, que era mixto, niños y niñas. Ahí, en ese colegio, yo estaba en la clase de los mayores y Almejita era el primero de la clase, gitano por los cuatro costados. Era el niño más listo del colegio. Cantando, ese niño, era un brujo, porque en casa de Conrado, que era almacén y tienda, donde paraban muchos viejos flamencos, el niño se iba allí a escuchar, a escuchar. Tenía un conocimiento de los cantes de Enrique o como hacía la soleá del Morcilla, un fenómeno. Era muy bonito y cuando se hizo mocito y estaba un poco tocado al pecho, murió muy joven. Cantando, un fenómeno. Un fenómeno, de verdad. El padre se lo llevó a Barcelona. A los seis días, lo que yo te digo, se vinieron para acá. Estuvieron parando en un sitio que hay allí en Las Ramblas, en el arco del Teatro, que es una pensión bastante grande, un piso corrido, que yo he parado allí también. Entonces, mandó un telegrama a Cádiz y como se llamaba el sitio El Gato Negro, decía: Nosotros bien, miau".

Fuente: 
revista@flamenco-world.com 
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... yo..., lo seguiré intentando...

viernes, 6 de junio de 2014

HACE 70 AÑOS....

El 6 de junio de 1944, conocido como el "día D", los aliados iniciaron el desembarco de un ejército más de 150.000 soldados (73.000 norteamericanos y 83.000 británicos y canadienses) sobre las playas de Normandía.
La conocida como Operación "Overlord", la invasión aliada de Francia había empezado. Comandados por el general Eisenhower, las tropas aliadas superaron las defensas organizadas por el mariscal alemán Rommel.
La supremacía aérea anglo-norteamericana fue clave para entender el éxito de la operación. Los aviones aliados destrozaron la mayor parte de los puentes sobre el Sena y el Loira, impidiendo que los alemanes pudieran enviar refuerzos a Normandía. A ello se unió la dificultad de los alemanes en cubrir una costa de 4800 kilómetros de longitud entre la frontera española y Holanda y las continuas desavenencias y contradicciones en el mando militar alemán sobre dónde tendría lugar el desembarco y cómo se le debía hacer frente.




En 1943 el principal escenario de operaciones aliado estaba en Italia, así que la proyectada invasión debió posponerse un año ante las protestas de Stalin, que abogaba por la apertura de un "segundo frente" en Europa que comprometiese a más tropas alemanas en el Oeste y aliviase la situación de la Unión Soviética.

En 1944 la Wehrmacht o fuerzas armadas alemanas, tenía diseminadas a sus fuerzas en una gran guerra de varios frentes. En el frente del Este la situación era desesperada ante el irresistible empuje del Ejército Rojo que ya estaba llegando a Polonia.

La Operación Overlord involucraba al grueso de los ejércitos estadounidense y británico, apoyados por tropas auxiliares francesas, polacas y de otras nacionalidades para asaltar las playas de Normandía por medio de desembarcos anfibios.

Originalmente la misión iba a comenzar el 5 de junio pero debido a inclemencias meteorológicas se debió trasladar al siguiente día. El 6 de junio por la noche, diez divisiones estadounidenses, británicas y canadienses se pusieron en pie entre Orne y el Vire. Se instalaron sólidas cabezas de puente donde a lo largo de los siguientes días desembarcarían 250.000 hombres y 50.000 vehículos, y se desarrolló desde el 6 de junio (Día D), hasta el 25 de agosto (Liberación de París).


Después de 70 años el Desembarco de Normandía continúa siendo la mayor operación de invasión por mar en la historia, ya que casi tres millones de soldados cruzaron el Canal de la Mancha desde Gran Bretaña a la región de Normandía en la Francia ocupada.











Fuentes:
http://antiguopasalavida.com/
http://halconesenlahistoria.blogspot.com.es/

martes, 3 de junio de 2014

UN REY EN EL QUE MUY POCOS CREYERON...

Treinta y un años tiene Juan Carlos de Borbón cuando es designado por Franco como su sucesor a título de Rey. Treinta y un años, una mujer y tres hijos. Por entonces, constituyen una familia nulamente aceptada entre los dirigentes del régimen, hasta el punto de que muchos de ellos manifiestan abiertamente una clara hostilidad hacia la pareja en las contadas ocasiones en que los Príncipes acuden a algún acto oficial o realizan alguna visita, puesto que no tienen asignado lugar alguno en el protocolo. Y así seguirían durante casi seis años.
En el seno del régimen causa profundo desagrado la idea que ha tenido Franco de hacerse suceder por un Rey y que, encima, ese Rey sea precisamente Juan Carlos de Borbón, el hijo de don Juan de Borbón y el nieto de Alfonso XIII. Por eso, cuando llega el momento de que el ya Príncipe de España jure su cargo como sucesor de Franco ante las Cortes, una buena parte de los ministros y de los procuradores más influyentes intentan que Franco no esté presente en la votación y que, además, ésta sea secreta. Franco no acepta tales sugerencias y se queda presidiendo la sesión de las Cortes todo el tiempo que dura la votación que, además, se hace nominal. Hay sólo 19 votos negativos, dos abstenciones y 491 votos afirmativos. Franco mandaba mucho.
El Príncipe jura efectivamente cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del régimen y los Principios del Movimiento. Pero para entonces su profesor de Derecho Político y consejero, Torcuato Fernández-Miranda, ya le ha explicado detenidamente que esas Leyes Fundamentales no son inmutables y se pueden cambiar. «La ley os obliga pero no os ata», le diría en múltiples ocasiones.
Y esa interpretación de hasta dónde debe llegar el cumplimiento de las leyes será años después el punto de apoyo sobre el que el Rey hace la palanca para lograr la transición de la dictadura a la democracia por el sistema también acuñado por Torcuato en su célebre frase: «De la ley a la ley, pasando por la ley».
Difíciles inicios
Cuando Franco muere después de una larga y cruel agonía, el Rey está dramáticamente solo, únicamente acompañado por un pequeño puñado de fieles. Durante el delicadísimo periodo de la enfermedad del general no ha sido consultado nunca por ninguno de quienes están en las esferas del poder. Es evidente que el régimen no desea adjudicarle un papel mínimamente relevante en la futura escena política española, ni tiene intención tampoco de integrarle plenamente en la función a la que está destinado.
Cuando Franco muere, el Rey está solo acompañado por algunos fieles
Nombrado Suárez presidente, empieza la transición a la democracia
Pero el hecho irrefutable es que Franco ha muerto y que él es el jefe de Estado. A partir de ese momento su soledad y sus dificultades aumentan enormemente, pero su determinación es más grande que los obstáculos que se alzan en su camino. Está decidido a conseguir la reconciliación de los españoles, separados unos de otros todavía por la herida abierta de la Guerra Civil y por los años posteriores del gobierno de los vencedores. Él está determinado a ser el Rey de todos los españoles y así lo he hecho saber en su primer discurso como Rey ante las Cortes franquistas.
Como primera medida necesita situar a un hombre suyo, uno de los pocos que tiene, en un lugar decisivo para adoptar las decisiones y los nombramientos que habrá que acometer en un futuro próximo, es decir, cuando le sea posible, porque en esos momentos no puede hacer apenas nada.
Por lo tanto, su primer movimiento, que le cuesta mucho trabajo culminar porque los prebostes del régimen se resisten, es colocar a Torcuato Fernández-Miranda en la Presidencia del Consejo del Reino, desde donde se decidirá entre otras importantísimas cosas el nombre del presidente del Gobierno. Lo consigue, pero eso es todo lo que puede hacer. No está en condiciones políticas el nuevo Rey, por ejemplo, de remover al actual presidente Carlos Arias, que ha sido nombrado por Franco por un periodo de cinco años de los cuales apenas lleva cumplidos dos.
De modo que el Rey se apresta a establecer contactos indirectos, a través de intermediarios, con los grupos de oposición democrática, que por aquel entonces apuestan por la «ruptura», es decir, por la demolición total del edificio jurídico-político del régimen para construir de cero un nuevo entramado que lleva a España la democracia plena.

Contactos con Carrillo

Esos contactos se celebran incluso estando Franco vivo, pero se multiplican y aceleran con el primer Gobierno de la Monarquía. La audacia y la determinación del Rey le llevan a ponerse en contacto por vía interpuesta nada menos que con el secretario general del Partido Comunista de España, la bestia negra del franquismo que se considera el vencedor de la hidra comunista. Pero el Rey necesita que Santiago Carrillo sepa que él tiene intención de reconocer a todos los partidos políticos, celebrar elecciones libres y llevar a España a la democracia. Si esos contactos promovidos por el Rey en persona se llegan a hacer públicos en aquellos momentos inciertos, puede que la Corona hubiera saltado por los aires. Pero no pasó nada. El Rey hará un segundo contacto con Carrillo por vía intermedia para ratificarle al líder comunista cuáles son sus intenciones y pedirle que él, a su vez, contribuya a los esfuerzos del Rey no agitando demasiado las calles de España, porque en ese caso la tarea de Don Juan Carlos, con los franquistas todavía en los puestos de mando, se convertiría en casi imposible.
El Rey pasó los primeros meses de su reinado conviviendo con un presidente Arias que no lo soportaba. «Me pasa como con los niños, que no lo aguanto», decía Carlos Arias del Rey. Finalmente, el 1 de julio Don Juan Carlos se decide a pedir a Arias que dimita. Y Arias acepta, dicho sea esto en su honor. Para entonces Torcuato Fernández-Miranda tiene todo preparado para intentar sacar en la terna de posibles presidentes a Adolfo Suárez, en quien nadie, salvo el Rey, se había fijado.
Santiago Carrillo saluda al Rey en la celebración del 70 cumpleaños...
 Santiago Carrillo saluda al Rey en el 70 cumpleaños del monarca.
Nombrado Suárez presidente y nombrado su Gobierno, el Rey dispone ya de los mecanismos de poder que había heredado de Franco, al modo de un Rey absoluto, pero que no había podido utilizar.
Transición y Comunismo
Con el nombramiento de Suárez empieza realmente la transición a la democracia. El Rey preside el primer Consejo de Ministros de su nuevo Gobierno y les dice algo que todos tendrían muy en cuenta en los meses siguientes: «Obrad sin miedo, obrad sin miedo». Y allí empezaron las medidas de reformas que, tuteladas directamente por el Rey, puso Adolfo Suárez en marcha y que enumeró en su primera comparecencia ante la opinión pública, sentado en el salón de su casa. Anuncia elecciones libres y un Gobierno representativo además de declarar solemnemente que todas las formaciones políticas deben salir a la luz para construir en pie de igualdad lo mejor para España. Nadie duda entonces de que el Rey está detrás de Suárez tutelando y alentando sus movimientos. Del mismo modo que nadie dudó de que el Rey estaba apoyando a Suárez cuando tomó la decisión más arriesgada del proceso de transición: la legalización del Partido Comunista el 9 de abril de 1977. Ese fue el momento más peligroso para el país, porque podía haberse desatado un enfrentamiento popular o un levantamiento de los altos mandos militares, que eran todavía los generales que habían hecho la guerra con Franco y que se removieron en los cuarteles peligrosamente. Pero fue también en el momento más peligroso para el Rey, porque nadie olvidaba, y los militares menos que nadie, que había sido designado por Franco como su sucesor y aquello era visto por muchos de ellos como una alta traición por parte de Don Juan Carlos.
El Rey y Adolfo Suárez charlan en La Zarzuela tras el 23-F
                                       El Rey y Adolfo Suárez charlan en La Zarzuela tras el 23-F. 


Pero fue el propio Rey quien se ocupó de calmar la ira de los altos mandos castrenses y finalmente no pasó nada. España enfiló así el camino a las primeras elecciones libres en casi 40 años. Para entonces estaban reconocidas todas las libertades públicas que se respetan en una democracia, legalizados los sindicatos y todos los partidos políticos.
En la sesión solemne de apertura de las nuevas Cortes el Rey se felicita de lo alcanzado. «La Corona, después de las últimas elecciones legislativas, se siente satisfecha al comprobar la forma en que se van logrando los fines que no hace mucho tiempo formuló [...] la democracia ha comenzado pero saben perfectamente que falta mucho por hacer aunque se hayan conseguido en corto plazo metas que muchos se resistían a imaginar». Pero hace además un anuncio de la máxima trascendencia para el futuro de España: «La Corona desea, y cree interpretar las aspiraciones de las Cortes, una Constitución que dé cabida a todas las peculiaridades de nuestro pueblo y que garantice sus derechos históricos y actuales».
El intento de golpe de Estado de febrero de 1981 fue llevado al fracaso por la actitud de Don Juan Carlos
La Constitución empezó a elaborarse pocos días más tarde y se tardó un año y medio en culminarla. Pero además del hecho histórico de que es la primera Constitución española que no se hace unos contra otros, sino con el consenso de todas las fuerzas con representación parlamentaria, tiene otra característica por lo que al Rey se refiere. Por medio de la Constitución el Rey devuelve al pueblo todos los poderes que había heredado del general Franco y pasa a continuación a ser un «Rey constitucional», es decir, que reina pero no gobierna.
Todavía tendría el Rey que intervenir directísimamente en los acontecimientos de la vida nacional por última vez. El intento de golpe de Estado de febrero de 1981 fue llevado al fracaso por la actitud de Don Juan Carlos. No olvidemos que la mayor parte de los capitanes generales de las regiones militares se pusieron a las órdenes de Su Majestad. Para lo que Su Majestad ordenara. De modo que si el Rey hubiera alentado realmente el golpe, éste hubiera triunfado sin ninguna duda. Ahí el Rey se ganó el respeto y el cariño de todos los españoles sin excepción, que vieron en él definitivamente al hombre dedicado al servicio de España y de las libertades de los españoles.
Desde entonces en adelante, Don Juan Carlos se ha comportado estrictamente como un Rey constitucional. Su labor de moderación y arbitraje ha sido enormemente valiosa para el país. Todos los presidente de Gobierno que ha tenido la democracia española hablan del impagable papel que el Rey ha cumplido como embajador de España a lo largo de todo el mundo, y cómo ha conseguido acuerdos y deshacer desacuerdos que han beneficiado enormemente al país.
Su papel en la Historia
Esta es en esencia su obra. Esta es su aportación a la Historia de España en un proceso delicadísimo que se pudo superar en paz, no sin muertos pero en paz, gracias a la aportación de todos los españoles, sin duda, que estuvieron siempre a la altura de las circunstancias. Pero gracias, desde luego, al papel de un hombre que, denostado y despreciado inicialmente por la izquierda y por la derecha, por el régimen franquista y por la oposición democrática, e ignorado por la opinión pública, para quien era un auténtico desconocido, fue capaz de vencer los muchos obstáculos que se alzaron en el camino y pilotar un proceso político que en su día causó la admiración del mundo y dio prestigio a nuestra nación.
Los errores cometidos por el Rey son de dominio público. Él mismo pidió perdón y declaró compungido que lo sucedido no se volvería a repetir. Esos episodios, sumados a los desmanes cometidos por su yerno -en los que el juez está a punto de decidir si implica penalmente a su mujer, la hija del Rey-, han llevado a la Monarquía a las cotas más bajas en la consideración de los ciudadanos. Eso ha dañado a la institución de manera gravísima.
Los esfuerzos del Rey en los últimos tiempos, a pesar de sus problemas de salud, para recuperar el prestigio de la Corona han sido visibles para todos. Ahora, en la hora de su retirada, es de justicia contemplar la trayectoria entera de Don Juan Carlos al servicio de los españoles y valorar el peso y la importancia de lo que ha supuesto su reinado para el país.
Sus últimos errores no ocuparán un lugar de primer nivel en la Historia de España. Sí lo ocupará su aportación a la libertad y al bienestar de los españoles y su lucha sostenida porque la democracia en nuestro país se asentara definitivamente. Como, a pesar de todos los problemas que la aquejan en la actualidad, así ha sido.
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Artículo de Victoria Prego, publicado en "El Mundo" el 3 de Junio de 2014, un día después de que el Rey Juan Carlos I abdicara.